Lectura sobre etiquetado: Competencias Básicas
viernes, 31 de enero de 2014
martes, 28 de enero de 2014
lunes, 13 de enero de 2014
Sofía López Palacios
Ya no había vuelta atrás, tenían que actuar rápido, antes de que los piratas del barco
alemán volvieran a por el tesoro .
Jake informó a toda la
tripulación de que había que poner en marcha su majestuoso plan y
todos empezaron a trabajar : preparando los trajes de buzo y las
mascarillas para que nada fallase , pero Juan el mas joven de la
tripulación se dio cuenta de que el cable que conectaba al buzo con
el exterior del aire estaba cortado .
Rápidamente Juan informo
a Jake de lo sucedido :
-¡Jake , jake !puedes
venir un momento tenemos un problemilla...
-Jake rápidamente acudió
a la llamada de su compañero con una gran cara de asustado
-¿ Que pasa Juan ?
-Creo que alguien esta
intentando sabotear tu plan
-¿Pero que ? ¿ Que ha
pasado ?
-¡Han cortado los cables
del buzo !
-!No puede ser Antonio
estaba vigilando los cables ¡
-Pero si Antonio no
estaba. Creo que se metió en el barco de los alemanes borracho
perdido.
-Bueno no pasa nada . Creo
que tenemos un Alemán entre nosotros .!Convoca rápidamente un
registro de camerinos haber quien es el mas sospechoso ¡
Jake reunió a todos los
piratas en la cubierta con la excusa de comentar el plan para llegar
asta el tesoro. Mientras Juan inspecciono todos los camarotes .
Pero no encontró nada sospechoso.
Juan le informo a Jake, y éste se cabreo tanto que abrió la puerta del capitán de una patada. El capitán se despertó y
mando a Jake a su camarote para hablar todo lo ocurrido .Mientras todos los pitaras
volvieron a la juerga.
jueves, 9 de enero de 2014
UN ÍDOLO DE ORO
Tres meses después de salir de Egipto,
los israelitas llegaron al monte Sinaí conducidos por Moisés. Desde la
cima del monte, Dios llamó a Moisés y le dijo:
–Yo soy Yahvé, tu Dios, que te sacó de Egipto y te liberó de la esclavitud. No tendrás más dioses que yo.
No harás ídolos ni te postrarás ante ellos. Baja y di esto a tu pueblo. Regresa después a este monte y te daré dos losas de piedra con los preceptos que tu pueblo habrá de cumplir. Moisés volvió al poblado de los israelitas, convocó a su pueblo y le expuso lo que había ordenado el Señor.
Todo el pueblo respondió a una:
–Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.
Moisés ordenó a los jóvenes que hicieran penitencia y regresó a la cumbre del monte Sinaí, donde permaneció durante cuarenta días. Impacientados por la tardanza de Moisés, los israelitas acudieron ante Aarón:
–Moisés ha desaparecido –le dijeron–, y Yahvé no da muestras de existencia. Queremos un nuevo dios que reemplace al antiguo. Un dios en torno al cual podamos beber y danzar. Aarón meditó cómo podía crear el dios que todos le solicitaban y respondió:
–Id por el poblado, recoged todas las joyas que encontréis y traédmelas.
Los israelitas reunieron entonces una montaña de objetos de oro. Aarón mandó fundirlos y hacer con ellos una escultura en forma de becerro. La puso sobre un altar y proclamó:
–Este es el Dios de Israel. ¡A él adoraremos!
Al día siguiente, organizó una gran fiesta en torno al ídolo de oro y los israelitas acudieron a ofrecerle sacrificios, mientras bebían y bailaban.
Al ver esto, Yahvé dijo a Moisés:
–¡Tu pueblo se ha pervertido! Ha olvidado la promesa que hizo a su Dios. Durante tu ausencia, ha construido un becerro de oro, se postra ante él, le ofrece sacrificios y proclama: «Este es nuestro Dios, el que nos sacó de Egipto». ¡Mi ira se desencadenará sobre todos ellos hasta aniquilarlos!
–Yo soy Yahvé, tu Dios, que te sacó de Egipto y te liberó de la esclavitud. No tendrás más dioses que yo.
No harás ídolos ni te postrarás ante ellos. Baja y di esto a tu pueblo. Regresa después a este monte y te daré dos losas de piedra con los preceptos que tu pueblo habrá de cumplir. Moisés volvió al poblado de los israelitas, convocó a su pueblo y le expuso lo que había ordenado el Señor.
Todo el pueblo respondió a una:
–Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.
Moisés ordenó a los jóvenes que hicieran penitencia y regresó a la cumbre del monte Sinaí, donde permaneció durante cuarenta días. Impacientados por la tardanza de Moisés, los israelitas acudieron ante Aarón:
–Moisés ha desaparecido –le dijeron–, y Yahvé no da muestras de existencia. Queremos un nuevo dios que reemplace al antiguo. Un dios en torno al cual podamos beber y danzar. Aarón meditó cómo podía crear el dios que todos le solicitaban y respondió:
–Id por el poblado, recoged todas las joyas que encontréis y traédmelas.
Los israelitas reunieron entonces una montaña de objetos de oro. Aarón mandó fundirlos y hacer con ellos una escultura en forma de becerro. La puso sobre un altar y proclamó:
–Este es el Dios de Israel. ¡A él adoraremos!
Al día siguiente, organizó una gran fiesta en torno al ídolo de oro y los israelitas acudieron a ofrecerle sacrificios, mientras bebían y bailaban.
Al ver esto, Yahvé dijo a Moisés:
–¡Tu pueblo se ha pervertido! Ha olvidado la promesa que hizo a su Dios. Durante tu ausencia, ha construido un becerro de oro, se postra ante él, le ofrece sacrificios y proclama: «Este es nuestro Dios, el que nos sacó de Egipto». ¡Mi ira se desencadenará sobre todos ellos hasta aniquilarlos!
Al escuchar estas palabras, Moisés
regresó velozmente al campamento, indignado arrojó al suelo las losas
donde Dios había grabado sus preceptos y ordenó que cesasen
inmediatamente los festejos. Luego tomó el becerro, lo quemó y lo redujo
a polvo. A continuación, disolvió aquel polvo en agua y ordenó que
todos los israelitas bebieran la mezcla en señal de penitencia.
Al día siguiente, Moisés reunió de nuevo a los israelitas y les dijo:
–Habéis pecado gravemente al romper vuestra promesa de obedecer a Dios. Subiré de nuevo al monte Sinaí para interceder por vosotros.
Moisés regresó entonces hasta donde estaba Yahvé y le dijo:
–El pueblo de Israel ha destruido el ídolo que reverenciaba y ha cumplido severas penitencias. Te ruego que seas misericordioso y no lo destruyas.
Yahvé, que había estado a punto de exterminar a los israelitas, contestó finalmente:
–No destruiré a tu pueblo de Israel. Pero quien haya pecado contra mí rendirá cuentas de su pecado. Continúa tu marcha por el desierto hacia la tierra que prometí a vuestros antepasados. Yo mandaré por delante un ángel que os guiará y abrirá vuestro camino.
Al día siguiente, Moisés reunió de nuevo a los israelitas y les dijo:
–Habéis pecado gravemente al romper vuestra promesa de obedecer a Dios. Subiré de nuevo al monte Sinaí para interceder por vosotros.
Moisés regresó entonces hasta donde estaba Yahvé y le dijo:
–El pueblo de Israel ha destruido el ídolo que reverenciaba y ha cumplido severas penitencias. Te ruego que seas misericordioso y no lo destruyas.
Yahvé, que había estado a punto de exterminar a los israelitas, contestó finalmente:
–No destruiré a tu pueblo de Israel. Pero quien haya pecado contra mí rendirá cuentas de su pecado. Continúa tu marcha por el desierto hacia la tierra que prometí a vuestros antepasados. Yo mandaré por delante un ángel que os guiará y abrirá vuestro camino.
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